11 a 15 de Mayo, 2009
Desde Iquique viajamos medio día para llegar a San Pedro de Atacama en la noche, haciendo transbordo en Calama. Nos alojamos en el el Hostal Casa del Sol Naciente y a dormir que es tarde y hace frío.
El primer día conocemos el pueblo. Éste no es muy grande, con sus calles de tierra y las casas de adobe que lo hacen muy agradable para pasear. La calle principal y más concurrida es la Caracoles, y en todo el centro hay multitud de restaurantes, hoteles y agencias de turismo, pues la economía del lugar se basa mayormente en éste. Aprovechamos la mañana para visitar varias agencias y elegir los tours que haremos los próximos días. Finalmente compramos un pack (ahora hay muchas ofertas por ser temporada baja) a la agencia Desert Adventure.
A las tres de la tarde partimos en nuestra primera excursión. Cerca del pueblo se encuentran los Valles de la Muerte y de la Luna. Vamos hasta el primero desde donde tenemos unas panorámicas de toda la zona, pasando también por la Cordillera de la Sal. Después nos dirigimos al inmenso Valle de la Luna, conocido así porqué sus paisajes se asemejan a los de nuestro querido satélite. Entre terrenos cada vez más blancos por la acumulación de sal, llegamos a las famosas Tres Marías. Y de allí ya regresamos a la Duna Mayor para ver el atardecer con el Anfiteatro y el Volcán Licancabur de fondo. Mientras el Sol va cayendo los colores del cielo y la línea de montañas de los Andes se van fusionando y cambiando de azules a morados, rojos, anaranjados... Es espectacular! Ya anocheciendo regresamos al pueblo donde nos abrigamos para salir a pasear y cenar.
Para el martes no tenemos ninguna excursión contratada. En la mañana después de desayunar, alquilamos una tabla para hacer sandboard en las dunas del Valle de la Muerte. Éste se encuentra a 3 kms. del pueblo siguiendo la carretera hacia Calama. Por el camino se nos unen dos perros muy juguetones que parecen decididos a venir a las dunas, pero más adelante siguen a unos ciclistas. Hacia las diez, con un sol ya fuerte, llegamos a la zona de dunas. Subir las empinadas costas caminando por la arena es agotador, pero la descarga de adrenalina de la bajada vale la pena. Y además el paisaje que nos rodea es espectacular. Pasamos tres horas totalmente solos en medio de las dunas, dibujando numerosos zigzags en la arena en nuestros descensos (algunos vertiginosos, jejejj). Agotados regresamos al pueblo donde nos damos una ducha para sacarnos las toneladas de arena acumuladas. Nos tomamos una tarde de relax, paseando por el pueblo y comprando artesanías.
Desde Iquique viajamos medio día para llegar a San Pedro de Atacama en la noche, haciendo transbordo en Calama. Nos alojamos en el el Hostal Casa del Sol Naciente y a dormir que es tarde y hace frío.
El primer día conocemos el pueblo. Éste no es muy grande, con sus calles de tierra y las casas de adobe que lo hacen muy agradable para pasear. La calle principal y más concurrida es la Caracoles, y en todo el centro hay multitud de restaurantes, hoteles y agencias de turismo, pues la economía del lugar se basa mayormente en éste. Aprovechamos la mañana para visitar varias agencias y elegir los tours que haremos los próximos días. Finalmente compramos un pack (ahora hay muchas ofertas por ser temporada baja) a la agencia Desert Adventure.
A las tres de la tarde partimos en nuestra primera excursión. Cerca del pueblo se encuentran los Valles de la Muerte y de la Luna. Vamos hasta el primero desde donde tenemos unas panorámicas de toda la zona, pasando también por la Cordillera de la Sal. Después nos dirigimos al inmenso Valle de la Luna, conocido así porqué sus paisajes se asemejan a los de nuestro querido satélite. Entre terrenos cada vez más blancos por la acumulación de sal, llegamos a las famosas Tres Marías. Y de allí ya regresamos a la Duna Mayor para ver el atardecer con el Anfiteatro y el Volcán Licancabur de fondo. Mientras el Sol va cayendo los colores del cielo y la línea de montañas de los Andes se van fusionando y cambiando de azules a morados, rojos, anaranjados... Es espectacular! Ya anocheciendo regresamos al pueblo donde nos abrigamos para salir a pasear y cenar.
Para el martes no tenemos ninguna excursión contratada. En la mañana después de desayunar, alquilamos una tabla para hacer sandboard en las dunas del Valle de la Muerte. Éste se encuentra a 3 kms. del pueblo siguiendo la carretera hacia Calama. Por el camino se nos unen dos perros muy juguetones que parecen decididos a venir a las dunas, pero más adelante siguen a unos ciclistas. Hacia las diez, con un sol ya fuerte, llegamos a la zona de dunas. Subir las empinadas costas caminando por la arena es agotador, pero la descarga de adrenalina de la bajada vale la pena. Y además el paisaje que nos rodea es espectacular. Pasamos tres horas totalmente solos en medio de las dunas, dibujando numerosos zigzags en la arena en nuestros descensos (algunos vertiginosos, jejejj). Agotados regresamos al pueblo donde nos damos una ducha para sacarnos las toneladas de arena acumuladas. Nos tomamos una tarde de relax, paseando por el pueblo y comprando artesanías.
Hoy nos toca madrugón. A las 4 de la mañana estamos esperando en la puerta del hostal que nos pasen a recoger para dirigirnos a los Geisers del Tatio. Dos horas después llegamos y hace un frío... Paseamos por todo el campo geotérmico (de los más grandes del mundo) donde brotan cantidad de géisers de y fumarolas. Mientras desayunamos va amaneciendo y el cuerpo lo agradece. Casi al irnos un géiser empieza a expulsar agua con bastante violencia. Muy cerca se encuentra una piscina de aguas termales donde nos damos un bañito en medio de tan espectacular paisaje. En el camino de regreso podemos ver vicuñas y vizcachas en un paisaje árido, lleno de cactus y rodeado por volcanes. Paramos en el pueblo de Machuca, camuflado en el paisaje, con una bonita iglesia y cruces de colores en los tejado de las casas. Una señora alimentando una cría de vicuña es la única habitante que vemos. Antes de irnos deleitamos el paladar con un delicioso anticucho de llama. A mediodía llegamos de nuevo a San Pedro.
Tiempo para comer y descansar un poco antes de salir de nuevo, esta vez hacia Laguna Céjar. Ésta laguna tiene la peculiaridad de que se flota mucho en sus aguas debido a la gran concentración de sal (unas 7 veces más que el mar), asemejándose al Mar Muerto. En esta excursión nuestros compañeros son una pareja brasileña y Danilo, el divertido guía. Seguimos hasta los Ojos del Salar, dos pozas de agua dulce y helada que se encuentran en medio de la gran planície. Aprovechamos el paisaje para sacarnos unas fotos cómicas (al estilo del Salar de Uyuni). La última parada es la Laguna Tebinquinche, que nos regala una gran sorpresa final con su indescriptible paisaje del volcán Licancabur de colores rojizos por la puesta de Sol reflejándose en sus aguas. Para completar la tarde Danilo nos invita a un pica-pica y un brindis con pisco sour en este lugar fantástico.
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